School of Rol #12: "The Anxiety of Influence"


"Ya está todo inventado" 

Es uno de esos aforismos de "cuñao" que todos soltamos de vez en cuando, incapaces de lidiar con el horror existencial de habitar un mundo que ha conocido a tres Spider-Mans y seis Batmans en menos de dos saltos generacionales. A pesar de la cínica realidad, tenemos que forzarnos a recordar de vez en cuando que todavía se dan historias y obras de arte originales. El problema es sólo que no estamos mirando. Y esto revela a su vez una realidad aún más deprimente.

Que el público mainstream prefiere lo malo conocido.

Por suerte, cuando dirigimos una partida de rol, estamos predicando a una audiencia más pequeña y homogénea. Aún así, nuestras historias todavía se encuentran en competición directa con el resto de la amplia oferta cultural. ¿Cómo evitamos comparaciones inevitables? ¿Cómo logramos hacer que nuestras historias parezcan... en fin... nuestras

La mejor respuesta que puedo ofrecerte es este libro de Harold Bloom, The Anxiety of Influence: no es una respuesta perfecta y no es una respuesta fácil, pero creo que puede ayudar. Harold Bloom fue el más famoso literato en lengua inglesa, autor por encima de todo de The Western Canon, que reflexiona (al tiempo que reivindica) sobre las obras más importantes de literatura clásica. La sinopsis breve que os puedo ofrecer de este Anxiety of Influence, es que trata de codificar el proceso mediante el cuál un nuevo y prometedor poeta, logra sustituir en la cultura al maestro que le precede integrando las lecciones de su obra y su influencia poética. Tened en cuenta que cuando Bloom habla de poetas, se refiere a poetas, escritores y contadores de historias en general, así que no os preocupéis si os produce urticaria la poesía. Más allá incluso, Bloom aclara en el libro que "influencia poética" no se refiere a algo tan simple como heredar las imágenes mentales, motifs, e ideas de autores pretéritos. Esto son circunstancias de la vida. "Influencia" es la que une a los dos autores en el tiempo, en el imaginario, en el marco psicológico, espiritual... y los enfrenta. 

Es una forma de diálogo intelectual que nace de la ansiedad. Esta "ansiedad sin cuerpo" vendría a ser esa energía que reside en todas las obras de arte como tales: una fuerza irrefrenable que exige respuestas, reacciones, reflexiones, cambio...  Este diálogo intelectual ente extemporáneos que reflexiona sobre la obra, comienza con el poeta más joven "malinterpretándola". Por supuesto, la palabra usada en el texto original en inglés, misprision, tiene el matiz añadido de que se refiere a una malinterpretación intencionada. Este libro constituye un estudio en torno a esa "malinterpretación", y de hecho llevará a Bloom a proponer una escuela crítica literaria de la "antítesis", de la que nos avanza un escueto manifiesto hacia la mitad del tomo. Pero bueno: eso es otra historia que no viene a cuento.

La cosa es que el proceso consta de seis pasos o "ratios de la revisión" que son: clinamen, tessera, kenosis, daemonización, askesis y apophrades


Esto también podría usarse para describir 
la vida sentimental del 90% de universitarios.

La relación entre un poeta y su precursor queda definida en el texto de Bloom como "agonal", que recordaréis que es la palabra favorita de Johan Huizinga, y que deriva del griego agon: conflicto o pugna. Así, tendríamos por un lado al poeta precursor, y por otro al poeta "efebo", palabra esta que a lo mejor hoy en día tiene connotaciones inapropiadas, pero que en griego vendría a ser algo así como "joven adulto". Así que mantened la mente pura y no me hagáis bromas.

Hablemos a continuación de cómo Bloom compara esta relación con el "complejo de Edipo" y con el complejo de "romance familiar" de Freud.

El motivo de buscar a un "mentor extemporáneo", un poeta anterior a nosotros del que aprender y al que idolatrar, es sintomático de una búsqueda de guía, refugio, y de un lugar al que pertenecer. Artísticamente hablando, claro. Tal vez ayuden a entender esto dos citas muy similares que Bloom ofrece en el libro en un momento dado. La de Kierkegaard dice "aquel que está dispuesto a trabajar, da a luz a su propio padre" y la de Nietzsche dice "cuando uno no ha tenido un buen padre, es necesario inventarse uno". ¿Mejor?, ¿no? Piensa en la historia de Edipo. Cuando la obra de un autor causa una impresión suficientemente fuerte en nosotros, a menudo supone un cambio profundo y dramático en el modo en que vemos el mundo y a nosotros mismos. Edipo, en una posición similar, se arrancó los ojos en un vano intento de "desver".

Nosotros, en cambio, "malinterpretamos".

Encontraremos a Nietzsche y Freud muy presentes en el libro, avalando con credenciales intelectuales a la teoría de Bloom, como proveedores de los mecanismos intelectuales y psicoanalíticos con los que este arma sus argumentos. Pero aunque no fuera así, creo que los seis estadios de la revisión resuenan como ciertos. Para mí, suenan similares al proceso de individuación de Jung, que pretende integrar los múltiples aspectos del consciente y el subconsciente, o a los siete pasos de la alquimia, que sirven de guía para un despertar espiritual. Los tres describen la lenta integración de múltiples ideas o valores en conflicto, hasta conformar una nueva identidad individual como resultado.

Si alguien te pide una definición práctica de la palabra "carisma", 
basta con que les enseñes este texto. Y no lo digo en broma.

Los dos primeros pasos son clinamen y tessera.

Tras malinterpretar la obra original, ya sea de forma consciente o subconsciente, el poeta coge parte de ella y la lleva en otra dirección en la fase de clinamen. Aquí es donde la mayoría de los que dirigimos rol solemos estar: apilando suficientes clichés y tópicos (consciente o subconscientemente) hasta que se mantienen de pie por sí mismos. Es la fase puramente derivativa. Clinamen me recuerda a mi cita preferida de Terry Pratchett, que decía que "la mayoría de la fantasía moderna se limita a cambiar de sitio los muebles en el ático de Tolkien". 

A clinamen le sigue tessera, en que el poeta efebo tiene la "generosidad" de adoptar y completar las palabras del precursor. Cogiendo prestado el término del postmoderno Lacán, Bloom nos sugiere que esto es como el caso del dinero de curso legal, que tiene más valor que el papel en que está impreso. Si clinamen es cambiar los muebles de sitio, tessera es meter nuestros propios muebles en el ático, aunque no peguen. Clinamen es el poeta diciendo "vale, tienes razón en esto, pero te equivocas en lo otro", mientras que en tessera cambia de canción: "tienes razón en todo... pero se te ha olvidado hablar de esto otro". Sólo reconoce al precursor para usarlo como vehículo con que transmitir su propio mensaje.

Cuando los GMs hacemos un esfuerzo de originalidad, lo que solemos hacer es coger la fórmula de nuestra película favorita y endosarle un giro de nuestra cosecha personal. Eso es tessera.

En las siguientes tres fases  --kenosis, daemonización y askesis-- el poeta efebo inicia de verdad su viaje.

En kenosis, el poeta se da cuenta de que no puede seguir repitiendo el mismo truco, y realiza un "movimiento de discontinuidad" con la obra del precursor: un intento de cesar el diálogo intelectual y alejarse de la conversación en dirección contraria. Sin embargo, no es hasta la fase de daemonización que el poeta efebo se da la vuelta e intenta tener la última palabra. Daemonización suena muy contundente, pero Bloom usa el término a propósito de su raíz, "daeomai", que significa distribuir y separar. Nosotros quizás lo entenderíamos mejor usando la palabra "discriminar", literalmente: decidir lo que nos interesa y lo que no. Esta actitud selectiva se diferencia de clinamen y tessera, en que por fin se ha dado el paso de robar los muebles que más le gustan del ático del precursor, y llevárselos al ático propio.

Este cambio de escenario para mí queda ejemplificado en "poetas" como Spielberg, Tarantino o Guillermo del Toro, que se hicieron célebres rebuscando en obras y autores ya olvidados (distancia + tiempo = kenosis) hasta encontrar aquello que aún puede ser relevante, que sienten que pertenece más a su propia época que a la de sus precursores.

En el penúltimo estado, askesis (de la misma raíz que "asceta"), el poeta se aísla con el objeto de encontrar su propia esencia. En el proceso reducirá también al precursor hasta definir su esencia, lo cuál marca la diferencia entre kenosis y askesis: kenosis consistía en purgar cualquier señal de influencia, mientras que askesis es empezar a construir algo nuevo a partir de lo que ha sobrevivido. Askesis podría ser cuando llevamos décadas dirigiendo todo tipo de juegos, probando cómo nos sientan diferentes géneros, robando e inventando creativamente... hasta que dejamos de probar cosas nuevas, no por pereza o falta de tiempo, si no porque tenemos claro lo que nos gusta y lo que se nos da bien (y lo que no).

La última de las llamadas "ratios de la revisión" es apophrades, en que Bloom nos dice que "los muertos vuelven a la vida".

En apophrades, el poeta efebo ya es adulto, ya es "su propio padre" por fin. Cualquier trazo de influencia, cualquier reflejo del precursor, es plenamente intencionado, medido, y calculado. No sólo ya no supone ninguna vergüenza compararse con el precursor, si no que el precursor es quien sale ahora perdiendo en la comparación. ¿No te ha pasado que, viendo por primera vez una película de hace décadas, una que es considerada esencial, te ha terminado pareciendo sobrevalorada, y que tal o cuál películas (más modernas) son mejores...? Esto es la prueba de cómo los gigantes modernos de la "poesía" pueden revivir géneros e insuflar nueva vida a motivos y temas pasados de moda.

Cada uno tendremos que averiguar por nosotros mismos qué aspecto tiene este estado de apophrades para un GM. 

En el mundo del rol en general, en términos no sólo de diseño, teoría, o sistemas, si no también de ambientación, género, premisa... la revolución indie de la última década oculta muchos ejemplos de apophrades, me atrevería a decir. 

Yo ahora mismo estoy pensando en uno que empieza por "D" y acaba por "ungeon World".

Recomiendo leer este libro ante todo porque te hace sentir 
casi tan inteligente como un fan de "Rick y Morty".

Si os ha gustado este artículo, y os interesa este tipo de teoría, recomiendo este otro sobre la transformación de géneros de ficción en el tiempo. De hecho, había pensado en escribir este como un artículo normal, y no como parte de School of Rol, ya que cuando vemos libros en esta sección que no tienen que ver directamente con el rol, esos artículos no suelen tener mucha repercusión. Es una de las razones por las que este será el penúltimo artículo de la sección.

Por un lado lo entiendo. Este Anxiety of Influence en particular es una lectura relativamente difícil, incluso para un curtido hombre de letras como yo. Por otro, desearía que esta forma de ampliar la teoría rolera recibiese más atención, en lugar de suponer la tumba para algunos de nuestros mejores divulgadores.

En las primeras páginas de The Anxiety of Influence, Bloom incluye lo que para aquellos que le conocen es la obligatoria "diatriba en contra de la Escuela de los Resentidores", que es como Bloom llamaba a los intelectuales postmodernos como Lacán, Derrida o Foucault. Bueno, para ser exactos, los llamaba "el Freud francés" "el Joyce francés" y el "dramatista pigmeo que aspira a ser el Shakespeare francés", respectivamente. Por haceros un resumen, a Harold Bloom, al igual que a mí, le mosqueaba bastante esta corriente que pretende ver el arte y las historias desde una perspectiva exclusivamente sociopolítica, y por tanto, evitando aprender nada de la cultura que consumen (...cuando no la condenan sin más). 

Desafortunadamente, Harold Bloom murió hace tres años sabiendo que "los Resentidores" habían ganado. Un ejemplo actual de estos postmodernos a los que denunciaba ya en los '70, sería Slavoj Zizek, que hace análisis socioculturales de películas que él mismo reconoce que no ha visto.

En la comunidad rolera, por nuestra parte, más que Resentidores, tenemos Iconoclastas, que rechazan de plano cualquier aspiración teórica y divulgativa por ser "pedante". A estos no los voy a convencer, pero a aquellos de vosotros que si que creen que la teoría rolera es útil e imprescindible para que los juegos de rol evolucionen, hay algo que debéis saber: 

teoría rolera, no hay tanta.

Si queremos que haya más, partir de libros como este (como Bloom parte de Freud y Nietzsche para inspirarse) podría ser el único modo de ampliarla. Así que aunque esta sección del blog terminará pronto... 

...espero poder seguir contando con vosotros para explorar más rutas sin cartografiar a través del rol, como ha sido esta.

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