School of Rol #11: "Técnicas, consejos y trucos para jugar a rol"

 


Este sábado pasado fue la charla de presentación del libro de Sirio en la librería Gigamesh, en el "triángulo friki" de Barcelona. Estuve por ahí un rato. Llegué unos diez minutos tarde... más bien quince porque, ya que llegaba tarde de todos modos, no tenía sentido apagar el cigarro que acababa de encender al bajar del bus. El caso es que entré cuando ya llevaban un rato. Sirio estaba fuera de control. 

No se qué sobre los trece mil setecientos millones de años que tiene el universo... que si a los adultos se nos prohíbe jugar en esta sociedad, que se nos obliga a ser útiles y producir... que las palabras "jugar" y "joya" comparten la misma raíz... (...iocus, para quien quiera saberlo) Que en la naturaleza, lo que es escaso no es valioso, es frágil. Bla, bla, bla. Que si Hiram Abif, constructor del templo de Salomón. Bla, bla, bla. La adicción que la peña tiene con Instagram. Etc, etc, etc.

En fin, las fumadas de Sirio, ya le conocéis.

Su libro se llama Técnicas, Consejos y Trucos para jugar a rol, y en un momento dado de la charla, le preguntan cuál es la distinción entre esas tres cosas. No recuerdo la respuesta que da. Ojalá estuviera en el libro. Leyendo el libro, la sensación es que el significado de esas tres palabras es el mismo, junto con el de una cuarta, que es herramienta. "La interrupción suave es una herramienta" dice en el libro, refiriéndose a la práctica de interrumpir a un jugador que está divagando después de que le hayamos hecho una pregunta, para insistirle en que responda. 

Esa es la "herramienta." Una simple práctica conversacional.

Tengo un enorme respeto por Sirio como contador de historias, y una fascinación enorme por su figura, pero le considero junto a John Wick, uno de los divulgadores más "peligrosos", precisamente por cosas como esta. Él sólo bien podría atribuirse gran parte del dudoso mérito de que a los divulgadores y teóricos del rol en lengua hispana se nos considere gurús y vende-humos. No sólo por cosas como elevar la acción de "interrumpir al jugador" a la categoría de "herramienta", también cosas como secuestrar la charla de su propio libro para hablar de filosofía oriental y del entramado social en occidente. La forma en que Sirio hace las cosas es muy personal, y en consecuencia, no voy a poder evitar que gran parte de este artículo parezca un intento de juzgarle como persona. Sobre esto, sólo tengo dos cosas que decir en mi defensa.

La primera, es que pese a que Sirio odia las "poses" y el culto a la personalidad (algo de lo que habló en la charla y en el directo más reciente en su canal), creo que incluso él reconocería que el "Sirio Sesenra" que conocemos es, por fuerza, un personaje. Yo hablaré aquí del personaje.

La segunda, es que yo también soy fan de Sirio, así que no os preocupéis, que no voy a ser demasiado duro con él. 

Así que sin más dilación, "venga peñita rolera, vamos a fliparnos con este maldito artículo alucinante."


¿Cómo voy a ser yo duro con quien 
coloca este, nuestro blog, en semejante podio...?

Si atendemos a otros libros de teoría que hemos visto publicados en el último año, como el libro de Tiberio, o el de Karen Twelves (que como el de Sirio, publica Shadowlands), ambos tienen unas ciento treinta páginas, mientras que este Técnicas, consejos y trucos casi los dobla, con doscientas cincuenta paginazas. Pero es que es más que eso.

En un directo que hizo Sirio en su canal antes de la susodicha charla, él mismo estima que el manuscrito del libro tiene unas ciento veinte mil palabras. Lo cuál tiene mucho sentido. Si nos fijamos, el libro está maquetado con un formato de doble columna, letra pequeña, e interlineado estrecho. En un folio típico de A4, por ejemplo, con su letra doce y su interlineado simple, caben unas trescientas o cuatrocientas palabras más o menos (aunque no lo he comprobado, los libros de Tiberio y Karen Twelves, seguramente tengan menos por página). 

El libro de Sirio tiene más de seiscientas palabras por página. 

La verdad es que es un milagro que haya quedado sitio para las modestas y socorridas ilustraciones y esquemas que acompañan el texto... pero es que sin ellos, leer el libro acabaría dejando un sabor bastante acérbico en el paladar. Desde luego, no esperaba una novela, pero si que es cierto que todos los libros que he leído para esta sección del blog, incluso los más largos y sesudos, los he podido leer de cabo a rabo. Sólo para que quede claro: este también lo he leído hasta el final... pero confieso que pasadas las primeras ochenta páginas, he pasado a leerlo totalmente en diagonal. Compararía este libro de Sirio con el Hexplora, de Jordi Morera (que también hemos visto en este blog), en cuanto a que ambos son mejor vistos, no tanto como libros "de teoría" (sea lo que sea que eso signifique), y más como "suplementos universales" en los que puedes apoyarte para dirigir en casi cualquier juego. 

Muchos seguramente dejaréis este Técnicas, Consejos y Trucos aparcado en vuestra estantería hasta que, por ejemplo, preparéis una campaña de algún juego lovecraftiano, y entonces lo cogeréis para leer sólo los capítulos dedicados a "campaña", "investigación" y "terror", antes de volverlo a dejar en la estantería. 

Si esta era la meta del libro, la ha cumplido con creces.

Sin embargo, incluso el Hexplora de Jordi Morera se centraba en un sólo aspecto de la dirección: el sandbox. El de Karen Twelves también (la improvisación). ¿El de Sirio? El de Sirio bien podría haberse titulado "Una Enciclopedia de Todo lo que Sirio Sesenra sabe sobre dirigir Rol." Lo cuál suena alucinante, hasta que te das cuenta de que si haces un libro sobre todo... en cierto sentido, es un libro sobre nada. La perspectiva del autor se convierte en el único hilo conductor, y en este aspecto en particular, tiene más en común con el Personas y Dados de Tiberio, que como recordaréis también hablaba de todo, aunque predominando su perspectiva como editor de juegos de rol.

Es este el motivo de que me encuentre acorralado. No puedo escribir un artículo que sintetice mi opinión sobre ciento veinte mil palabras de consejos divididos en quince categorías diferentes. No tengo otro remedio que hablar de lo que une a todos ellos, que es el personaje de "Sirio Sesenra."

Como podemos comprobar, este libro lo ha corregido la
misma persona que corrigió el libro de Tiberio.

¿Sabes qué? De hecho si que hay unas pocas páginas del libro dedicadas a elaborar modelos teóricos propios, y sobre eso sí que puedo hablar de manera sucinta: son esos tres triángulos de los que Sirio ya ha hablado otras veces.

Siguiendo el orden en que los presenta en el libro, quisiera fijarme en el tercero, que es básicamente lo mismo que la teoría de las "posturas" que hemos visto otras veces (autor, actor y peón, aquí una chuleta). En el caso de Sirio serían Autor, Protagonista y Espectador. Sirio dice que para la persona que dirige el juego, los lados del triángulo que corresponden a Autor y Espectador están ahí, pero no el de Protagonista. Y creo que esto está abierto a debate.

Si hablamos estrictamente de que el director de juego no tiene "personaje jugador", y que los "personajes no-jugadores" que interpreta nunca serán los protagonistas de la historia, esto es cierto. Pero las historias dan muchas vueltas en las mesas de juego. No tenemos que irnos a ciertas prácticas de algunos directores que son consideradas universalmente execrables... algunos PNJs pueden ganar entidad propia durante una campaña, igual que en muchas series y películas hay secundarios que "roban el protagonismo." Estoy seguro de que Sirio entiende esto, porque si no, sus consejos de "Haz rotar tu imaginación" o, literalmente, "Haz que haya aventuras en segundo plano sin los PJs", para mí no tienen sentido. Los jugadores pueden querer ver más de estos secundarios, y de qué hacemos nosotros (los que dirigimos) con ellos. 

No todo el mundo juega igual, y esto me lleva a un momento del texto en que clasifica los "tres grandes grupos de trucos."

Sirio los divide entre "trucos que no van a molestar a nuestros jugadores", "trucos sobre los que tenemos dudas" y "trucos que los van a molestar." A continuación, dice que en este libro no va a molestarse escribir sobre los trucos que vayan a molestar (¡disculpad por las molestias!). Lo cuál tiene gracia, porque ante algunos de los trucos que hay en el libro, si yo fuera jugador, me levantaría de la mesa y me iría. El "dado de cagar" por ejemplo (no voy a explicarlo aquí, mejor lo leéis en el libro). Sirio es partidario de la Regla de Oro hasta un punto que yo no toleraría, igual que no me sometería a prácticas habituales en su forma de dirigir, como pedir a los jugadores que cierren los ojos mientras él describe.

"Bueno, pero eso son cosas que te molestan a ti en particular." Exacto. Se trata de lo incongruente de decir que no va a incluir en el libro trucos que molesten, al tiempo que admite que habrá trucos sobre los que tengamos dudas. Lo que significa que, desde un punto de vista cuántico, son también trucos que molestan, y están incluidos en el libro.

"...se refiere a trucos que abusen de la confianza o de las emociones de los jugadores."

Lo sé. Prueba de esto es que más adelante en el libro, habla del viejo truco de tirar los dados tras la pantalla de DM, confesando que aunque es un truco que no le gusta, lo incluye en el libro.

A donde intento llegar, es a que cuando escribes un libro con literalmente docenas y docenas de consejos, es inevitable que algunos de ellos no sólo no cuajen, si no que ofendan. Es inevitable que algunos de ellos, como "la herramienta" de interrumpir al jugador, sean de risa. Es inevitable que cuando te cascas ciento veinte mil palabras sobre el tema "todo lo que sé sobre dirigir rol", te equivoques, caigas en incongruencias, o directamente, hagas clasificaciones innecesarias.

...por otro lado, esta es la definición más neutral y cabal para describir 
la inmersión que he leído, y ojalá viera definiciones así más a menudo.

No me pasa por alto el hecho de que, al menos en un par de instancias en el libro, cuando Sirio usa el tipo de lenguaje del mundo audiovisual y de la crítica literaria con el que los lectores de este blog estaréis bien familiarizados... lo usa mal. Cuando se refiere al cliché cinematográfico del "enemies to lovers", lo define mal (...y eso que la expresión se explica por sí misma) e incluso cuando da una definición del concepto aristotélico anagnórisis, encontramos debajo una nota del editor explicando que, en efecto, Sirio no está usando la definición correcta de esa palabra, por la razón que sea.

En un momento dado del libro, incluso atribuye el Principio de Lumpley, ¡a Ron Edwards!

Me fijo en estas cosas, porque es un campo que conozco, pero Sirio toca muchos otros temas en que no soy experto. Supongo que tendremos que confiar en que cuando habla de filosofía oriental, o de las estructuras de poder en la sociedad occidental, no meta la pata de la misma forma. ¿No...?

Es indiscutible que posee el talento innato y la dilatada experiencia de un maestro contador de historias, pero a mi juicio siempre le ha faltado el conocimiento y la disciplina de un creador de historias. La sinopsis de Wamatse, se lee como un concurso de "a ver cuantos clichés podemos meter en el menor espacio posible" y sin embargo, cuando la dirige Sirio, adquiere una entidad completamente diferente. Hay una máxima no escrita de la literatura que dice, "pase lo que pase, no seas aburrido" y Sirio cumple con ella con creces. Y ya está. Es todo lo que tenemos derecho a pedirle.

"Se memorable" habría sido la mejor técnica/consejo/truco/herramienta para resumir este libro.

No creo que a él le afecte leer todas estas cosas. "Si en tu camino te encuentras la excelencia... ¡mátala!" dice él mismo en un momento del libro. En su patológica humildad, da la sensación de que a veces se identifica demasiado con sus cualidades negativas (como cuando le oímos hablar de "su machismo"), y disocia con demasiada facilidad de las positivas (como cuando en su último directo, confiesa no poder creer que haya sido él quien escribiese este libro). Reivindica "el valor de ser mediocres" y habla de compararse con los demás como algo malo. 

Sin embargo, citando al propio Sirio "el ejemplo arrastra, la sugerencia intimida." 

Supongo que es otra de esas incongruencias, de cuando tratas de escribir sobre "todo lo que sé en cuanto a dirigir rol."

Si lo que de verdad buscáis es encontrar en su figura inspiración para el rol, o para la vida en general, os recomendaría en todo caso que leáis el apartado del libro (o el fragmento de su charla en Gigamesh, que enlacé al principio de este artículo) en que relata su lucha contra sus propias inseguridades durante su adolescencia, encarnadas sintomáticamente por un problema de tartamudez que atacó de frente, y que no sólo superó, si no que hoy podemos decir, que la suya es probablemente la voz más elocuente del panorama rolero hispanohablante. 

Reconozco que cuando Sirio se lanza a una de sus diatribas sobre "el machismo", estas tienen mucho más sentido si sustituyes la palabras "machismo" por "ego." Como sabéis, porque os ha tocado vivir en el mismo momento histórico que a mí, el ego es un mal que también se puede contraer cuando estás orgulloso de ser mediocre. Me gustaría poder decirle a Sirio (pero os lo digo a vosotros que estáis leyendo estas líneas) que dejéis de preocuparos por si sois buenos o malos en algo, por si hacéis las cosas de manera egoísta, u os entregáis demasiado, si sois machistas o feministas. 

Empezad por preguntaros si quizás, como este libro, estáis intentando abarcar demasiado.

Para terminar, dejaros la que para mí es la mejor perla de sabiduría del libro.

Este libro y su contenido podrían haberse sintetizado mejor. No era tan difícil.

Lo que une a todos los consejos que da Sirio, es el mindfulness, el ser conscientes de nuestro presente. Haciendo esto rompemos con esquemas de pensamiento y rompemos con costumbres de hacer las cosas (buenas y malas, ojo, que aquí lo que se busca es lo diferente). A este fin, también le gusta mucho convertir el aprendizaje, la gestión del grupo o la co-autoría, en "mini-juegos" dentro del propio juego de rol, con técnicas de cosecha propia que te tendrán haciendo viajes constantes a tu papelería o tienda de "todo a un euro" más cercana.

Por supuesto, también le une esa búsqueda por no aburrir de la que ya he hablado. 

Para Sirio, que tiene más amor por la letra que por la liturgia, el show, don't tell, no es un medio, es un fin. A mí modo de ver delata a Sirio como (S)imulacionista, y es que, ¡¿cómo no va a ser Sirio (S)imulacionista?! 

Un tío que dedica un momento del libro a hablar de la importancia de utilizar las medidas de distancia correctas si ambientamos una campaña en la antigua Sumeria. Un tío que dedica uno de los capítulos más largos a "narrar viajes." Un tío obsesionado por la descripción vívida, y cuyo instinto, prevalente en todos sus consejos, es el de abrazar siempre cualquier desvío en nuestro camino, mientras huimos desesperados de la pistola de Chekhov. 

Esto, en resumen es lo que ofrece el libro. Pero claro: os lo tengo que resumir yo.

No voy a pedirle a Sirio la excelencia, ni historias dignas del Premio Planeta, ni que deje de pasar el tiempo con sus hijos para poder publicar contenido nuevo periódicamente...

...pero coño, para la próxima vez, si que le pediría que sintetizase sus ideas un poquito.

Comentarios

  1. que difícil es encontrar una voz sincera a la hora de hacer una crítica hoy en día, sin que signifique obligatoriamente faltar al respeto. Enhorabuena!

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    1. Muchas gracias!
      Espero y deseo que todo el mundo lo vea como tú, ya que casualmente, hoy en día también se da una escasez de aprecio por la sinceridad bienintencionada .

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  2. Creo que eres muy valiente al decir lo que piensas sin adular per se y cuidando de no ofender. Tengo el libro y creo que hay partes muy buenas que pueden ser de gran ayuda a uno y otro máster, y creo que hay cierta enseñanza de cómo ser moralmente en la vida que me sobra, y que no tiene nada que ver con el rol ni con que sea la perspectiva correcta, sino la del propio Sirio, muy respetable, como otra. Es como si te compras un libro de Masterchef y te meten filosofía, psicología social e ideas políticas además de recetas. Al menos eso me ha parecido a mí. Y sin eso el libro probablemente sería más corto y fácil de leer.

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    1. Gracias por leerme, y gracias por comentar.

      A ver... yo soy el primero que si estuviera presentando un libro en una librería, empezaría la charla diciendo que hoy el micrófono me pertenece, y que vamos a hablar de lo que a mí me salga de la p***a. Pero cualquiera que lea mi blog de manera regular, sabe que eso es una trampa, y que a los dos minutos habría reencauzado el tema al rol, de un modo que sorprenda y aporte un nuevo ángulo de ataque (o al menos, intentándolo).

      Con Sirio parece que es al revés, que el rol es la droga puente para engancharte a sus ideas e intereses personales (aunque sea para nuestro propio, supuesto, enriquecimiento). Me reitero al decir que Sirio no me parece una persona egocéntrica pero, en mi opinión, el ego es un conflicto central en su vida. Escuchándole hablar de su vida diaria, siempre me transmite la impresión que, desde sus fans hasta su familia, pasando por los editores, todo el mundo le apoya y le consiente, y que la única persona que no apoya a Sirio y le permite ser él mismo... es Sirio. Si nos fiamos por cómo el propio Sirio habla de sí mismo, tal vez sea mejor así...

      Pero vaya. También es posible que yo ahora mismo esté haciendo lo que hace él con algunos temas: opinar sin saber.

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