Tenemos que hablar de cómo hablamos sobre rol

En realidad no. Quiero decir, que hasta donde sé, actualmente no hay ninguna polémica en curso en redes sociales (salvo esta sobre Critical Role, lo que pasa que yo no sigo mucho el tema CR, así que es mejor que pulses el enlace y te informes con el vídeo tú mismo... en fin, que yo no voy a decir nada).

Quizás precisamente por esto sea un buen momento para hablar sobre el tema, sobre el cómo debatimos, discutimos, y disputamos nuestras opiniones y argumentos sobre rol en redes sociales y otras plataformas de discurso público. Porque cuando hay una polémica concreta en el candelero, tendemos a leer cosas como este artículo dentro del contexto de esa polémica, es decir: nos posicionamos subconscientemente como más nos convenga en ese momento. Y en consecuencia, identificamos a cualquiera que no defienda lo mismo, como defensor de la postura contraria a la nuestra.

Tal vez por esto, la comunidad como ente, es capaz de sostener tantas opiniones contradictorias.

Que "el sistema importa", y al mismo tiempo, que "el sistema que a mi me gusta se puede jugar con todo." Que "no hay una forma mala de jugar", y al mismo tiempo, que "todo lo que a mi no me gusta es Ilusionismo y railroading." Que "el GM es esa figura abnegada que se lo curra para que nosotros nos concentremos en jugar", y al mismo tiempo, que "el GM es esa figura autoritaria y tóxica a la que hay que jubilar del hobby." Que "los juegos indies son el cáncer", pero "los juegos OSR son la caña." Y por supuesto, que "las polémicas son agotadoras", y al mismo tiempo, que "estoy en mi derecho de decir lo que quiera sobre quien me de la gana desde mi cuenta de mi red social favorita."

Personalmente, he tenido suerte, y nunca he recibido una sola crítica que al menos yo considere sangrante, directa, y abierta, contra el contenido que hago o contra mi mismo. También es verdad que no paso mucho tiempo en redes (...y aún así, parece que consigo mantener una sólida base de seguidores acérrimos, así que ¡doblemente afortunado!). Tal vez por eso sea la persona menos indicada para hablar de cómo discutir civilizadamente y evitar polémicas... pero pensándolo bien, en estos tiempos que nos ha tocado vivir, ¿quién lo es?

Cruzo los dedos porque la situación actual con Zuckerberg y la UE,
desemboque en un final feliz para todos los que odiamos las RR.SS.

Como sabéis los seguidores de este blog, una de mis causas personales en esto de la teoría rolera es encontrar un vocabulario común para hablar de rol. Esto a menudo significa que utilizo mucho la jerga salida de The Forge, pero eso no quita que tenga mis reservas, por ejemplo, sobre cómo define Ron Edwards la agenda (N)arrativista, o que Vincent Baker, coherente con su principio de Lumpley, dé una definición del sistema PbtA que literalmente no sirve para nada. Y aunque no tengo el alcance, ni los medios, ni sobre todo el tiempo que ellos tenían para, por ejemplo, moderar un foro como The Forge, he intentado a través de este blog hacer una modesta contribución a atajar el problema. 

No es que obligar a la gente a aprenderse varias páginas de vocabulario antes de poder entrar a participar de la conversación sobre teoría rolera, probase ser una buena idea en el pasado. Pero.

Gran parte de los debates más insignificantes sobre teoría, en secciones de comentarios e hilos de redes sociales, creo que tienen que ver con un malentendido de las proposiciones del contrario, motivada por definiciones totalmente diferentes por ambas partes, de la misma palabra o palabras. A estas alturas yo ya tengo identificados algunos términos que sé que cuando surgen en una conversación pueden tener una definición diferente a la que yo le doy. Y por supuesto, también soy muy consciente de los tres o cuatro términos que yo uso, en los que me encuentro en minoría respecto a su definición. Puede que exigir a todo el mundo aprenderse un mismo vocabulario antes de participar de cualquier conversación sobre rol, tenga un deje un tanto elitista, o incluso (llamadme osado) autoritario. Pero si que creo que cada uno tendría que demostrar la responsabilidad de estar a la altura de la situación... o hacer sitio para quien si lo esté.

Hasta aquí, se trata de algo tan sencillo como no tener ningún reparo para preguntar a nuestro interlocutor qué quiere decir cuando habla de X o Y, antes de que las cosas se enreden.

La segunda causa, a mi parecer, de incendiar los debates más insignificantes sobre rol, es la diferencia de agendas entre los participantes. Es de cajón. Lenguaje y mensaje: cuando nos ponemos de acuerdo en uno, resulta que no nos ponemos de acuerdo en lo otro. Quitando el hecho de que Internet no es una única entidad con una misma voz, y que la principal razón de que se repitan periódicamente los mismos debates como si no tuviéramos memoria, es que va entrando gente nueva a la conversación... la otra razón es que algunos debates nunca se resolverán porque la única solución posible es "que cada uno juegue como más convenga a su mesa" y aquí paz y después gloria. 

La mejor solución a esto es el debate mismo. Cuanto más hablemos con personas que juegan de diferente manera, con diferentes estilos, que disfrutan de diferentes cosas, y que les apasionan sistemas que a nosotros nos parecen una tortura... veremos que todas estas cosas son posibles, y no una fachada que la otra persona mantiene para llevarnos la contraria y cumplir con algún tipo de agenda oculta que aún no hemos descubierto.

Pero esta es una solución que sirve sólo a título individual. Para enriquecer el debate público, creo que las lecciones como las de The Forge tienen que calar, y para eso, aprender teoría tiene que ser algo guay.

"¡Oh, no! ¿Cómo se supone que vamos a lograr algo así...?"

Lenguaje y mensaje no lo son todo, claro: el medio en que nos comunicamos también es importante.

Hay divulgadores de rol que no tienen blogs ni canales de YT, si no que se centran exclusivamente en comunicar sus cosas por Twitter (¡Gygax sabrá por qué!). Como los tweets tienen un máximo de doscientos ochenta caracteres, y un mismo hilo puede contener un máximo de veinticinco tweets, pueden explayarse con cada tema unas mil palabras más o menos. Esto es como la mitad/dos tercios de lo que suelen ser la mayoría de las entradas de mi blog (que constituye una buena comparación, porque en contraste con otros blogs, mis posts son relativamente cortos y densos).

¿Es un formato más largo el mejor para favorecer un discurso articulado y un debate fructífero? 

Pues por mucho que le recriminemos a Twitter su brevedad, he de decir que "no es el tamaño, es como lo usas." Algo en lo que incluso yo suelo caer a menudo, es en servirme del formato largo de Roleplus, o de la sección de comentarios misma del blog, para dar una respuesta pormenorizada y en detalle de todo lo que puedo comentar sobre lo que la persona a la que estoy contestando ha dicho. Esto que parece una buena idea, no lo es. Si en lugar de centrarnos en una sola cosa, nos dispersamos en muchas, invitamos el discurso a divagar, y al debate a perder cualquier profundidad y esperanza de lograr un objetivo concreto. Aunque nos pueda doler, debemos priorizar y dejar pasar algunas cosas.

Aunque claro, otra problemática más evidente del "formato largo", es que hay mucha gente que escribe de puta pena, y da mucha pereza leerles (y oye, habrá quien me incluya a mí aquí). 

Pero cuidado.

Hay una gran diferencia entre leer a alguien en diagonal y seguir con tu rutina, a leer en diagonal, y decidir escribirle para consultar una duda, potencialmente iniciando un debate sobre algo que ya tenía respuesta en el mismo cuerpo del texto. Aunque más arriba dije que "preguntar no cuesta nada", puedo entender que "estudiar todo el texto, en lugar de leer en diagonal" si que cuesta un poco más. No puedo ni empezar a describir el tremendo enema cerebral que supuso leer la teoría de John Kim sobre los paradigmas narrativos en el rol, pero precisamente porque lo leí, releí, y volví a releer múltiples veces (no tanto para asimilar el contenido, como porque no daba crédito a lo que leía), me sentí en mi derecho de escribir este artículo en respuesta, diciendo literalmente que John Kim tiene mierda en la cabeza.

De nuevo, nadie nos obliga a leernos estos tochos, ni a aprendernos la jerga, ni a participar del debate y de la divulgación, para sentirnos parte de la comunidad. De hecho, la teoría es una parte minúscula de la comunidad. Pero si queremos formar parte de todo esto... tenemos que formar parte de todo esto. 

"George, estás empezando a sonar sospechosamente
como toda esa gente que se cree élite rolera."

Mensaje, lenguaje, medio... e interlocutor. Así que hablemos del "carné de rolero."

Este blog y lo que escribo en él están lejos de tener el tono solemne y sobrio que otros blogs y canales sobre teoría rolera tienen (seguro que se os ocurren uno o dos). Esto es consecuencia de que me tome en serio lo que hago, pero reconozca que el resto no tienen por qué tomarme en serio sin más (llámalo "inseguridad" si quieres). Creo que también he demostrado mi sentido del humor, y mi predisposición a escuchar otros puntos de vista, con mis colaboraciones en el canal de YT de Roleplus, donde siento que incluso las entrevistas a autores me enriquecen con la oportunidad misma de, como dije más arriba, hablar con personas que juegan de diferente manera, con diferentes estilos, etc... 

Ahora bien.

No creer en los "carnés de rolero" no significa que en la práctica escuche todas las opiniones por igual. No es que me sobren prejuicios: es que no me sobra el tiempo. La capacidad que nos dan redes sociales, y en particular, el hecho de que la comunidad rolera sea relativamente pequeña, nos pone al alcance la posibilidad de "meter cuchara" en debates la mar de fascinantes. Pero es precisamente la facilidad para meter cuchara la que obliga a que nuestra opinión tenga que ser lo más enriquecedora posible para que se le preste atención, y que presentemos los argumentos más reflexivos e informados para obtener el feedback que creemos que merecemos. Porque no se puede pretender ser el primero de la clase sin hacer los deberes, y si no, quejarse de que "élite rolera esto, élite rolera lo otro..."

Participar es un derecho, pero tener la atención y el interés de quienes nos leen, es un privilegio.

No niego con esto la existencia de roleros pedantes y gatekeepers (francamente, me cruzo más a menudo con los iconoclastas, que no dejan de ser también bastante gatekeepers...). Pero tal vez sea algo bueno no formar parte de un club en el que sus miembros no nos quieren. Si el esfuerzo que conlleva participar de debates reflexivos sobre el funcionamiento de los juegos de rol, sus mecánicas, y sus dinámicas, nos resulta exigente... tal vez no sea para nosotros. Y si no es para nosotros, ¿para qué perder el tiempo con lo que estos pedantes escriban, o hacerles perder el tiempo con preguntas de las que realmente tampoco nos preocupan demasiado las respuestas...?

Como he dicho, la teoría rolera representa un pastel muy pequeño de las redes sociales, pero aunque fuese mayor, dudo que yo participara más de ellas. Sin embargo, cuando participo, procuro presentar la mejor imagen de mí mismo. Hacer el esfuerzo. Creo que si suficientes hiciéramos lo mismo, estas plataformas lo reflejarían, algoritmo mediante o no. 

Es una cuestión de que, como decía Yoda, "hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes."

Y si no, no pasa nada: yo al menos, puedo vivir sin ellas.

¿Puedes tú?

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